Me gustan las buenas historias. Siempre ando en busca de una narración cautivante, bien sea en comics, libros, televisión, teatro y por supuesto en el cine. La experiencia del cine siempre ha sido especial: el gran formato, el sonido, la iluminación, y además la compañía son elementos únicos que distinguen esta forma de entretenimiento. Un sólo encuadre puede lograr transmitir con mucha fuerza lo que decenas de páginas de una novela o cuento tratan de dibujar en nuestra mente.
Hollywood ha sido una fuente muy rica de buenas historias, que van desde El Gran Dictador, pasando por Dr. Strangelove, y El Resplandor, hasta Pulp Fiction o Big Fish. Pero por razones que escapan a toda lógica, los ejecutivos de los grandes estudios de cine hollywoodenses cada día se preocupan menos por la calidad de las historias y más por el mercadeo y por la tasa de retorno de sus películas. El resultado es fácilmente predecible: escasez tremenda de buenas historias contadas por Hollywood.
De hecho, es tan patente la sequía de ideas en la llamada “meca del cine”, que este año están previstas al menos 27 secuelas. Falta de imaginación y de originalidad. Roger Ebert afirma que los grandes estudios de cine sólo producen buenas historias por dos razones: 1) la temporada de los premios Oscar, y 2) por accidente.
Para no dejar dudas voy a enumerar las secuelas de este año con su título original en inglés: Cars 2; Diary of a Wimpy Kid 2, The Hangover Part II, Happy Feet 2, Hoodwinked Too! Hood vs. Evil, Johnny English Reborn, Kung Fu Panda 2, Piranha 3DD, Sherlock Holmes 2, Alvin and the Chipmunks: Chipwrecked, Big Mommas: Like Father Like Son, Madea's Big Happy Family, Paranormal Activity 3, Transformers: Dark of the Moon.
Esas fueron segundas y terceras partes, sin embargo este año hay un número record de cuartas partes: Mission: Impossible—Ghost Protocol, Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides, Scream 4, Spy Kids 4: All the Time in the World, y The Twilight Saga: Breaking Dawn (Parte Uno), con su propia secuela para el 2012.
Además este año nos trae cinco quintas partes (Fast Five; Final Destination 5; Puss in Boots; X-Men: First Class; Winnie the Pooh), dos séptimas partes (The Muppets; Rise of the Apes), y la octava película de Harry Potter (Harry Potter and the Deathly Hallows Part Two), que a su vez una secuela de una secuela.
Me gustaría aclarar que no estoy en contra de las secuelas per se, una sola película de Lord of the Rings, o de Star Wars no es suficiente. Y el punto no solamente está en que hay un límite para todo (nadie necesita un Dumb and Dumberer o un Speed 2); el punto está en que el cine de Hollywood está involucionando y cada vez perderá mayor relevancia en la crítica mundial, aunque esto no quiere decir que no mantenga su nicho de mercado: los adolescentes. Ahí está el verdadero meollo, cada vez más, las películas nuevas que produce Hollywood apuntan hacia el público infantil o adolescente.
Las buenas historias para el público adulto se han trasladado a la televisión, o las podemos encontrar en los festivales de cines especializados o las pocas salas de cine de arte y ensayo. Es decir que esa falta de originalidad es un virus en Hollywood, pero no en el resto del mundo, y sin embargo es difícil acceder al buen cine porque las salas de las grandes cadenas rara vez se arriesgan con películas “independientes”.
Para rematar el asunto, está el furor del 3D. Admito que la primera película que vi en este formato me impresionó, la segunda me agradó, la tercera me cansó y no se si vea una cuarta. Tal vez sea sólo yo, pero aunque los efectos especiales le dan mucha vida a una película en el momento adecuado, tengo mucho más interés en la calidad de la historia contada y no tanto en ver como las cosas se salen de la pantalla.
Hoy en día es más común que las personas puedan disfrutar en la comodidad del hogar, de un sustituto del cine, con los sistemas de Home Theater, HD, blu-ray y video-on-demand, el cine parece agonizar, y yo con él. Me gusta ver buenas películas en el cine, sólo que ya no las encuentro.