Publicado por primera vez en Asociación Civil Rugby Para Todos
Practicar una actividad deportiva es algo natural en la
persona y altamente deseable por varias razones fundamentales. Sin un orden
específico, podemos mencionar que trae numerosos beneficios para la salud y la
calidad de vida de las personas. Además, proporciona entretenimiento y
diversión, lo que contribuye también con el bienestar del individuo. La
tradición es otro factor que podemos incluir, y su importancia está vinculada
con nuestra cultura. Adicionalmente, el deporte constituye un vehículo educativo
y proporciona herramientas para la construcción de valores. Todo esto, sin
contar el posible rendimiento económico que trae consigo la práctica
profesional de algún deporte. Es decir, que el deportista se beneficia a sí
mismo y beneficia a la sociedad.
Por supuesto, algunos beneficios son más tangibles en cierto
tipo de deportes. La solución de conflictos y la cohesión social se
materializan con mayor fuerza gracias a los deportes de equipo. En el mundo,
hay numerosos ejemplos de iniciativas privadas y públicas que usan el deporte
para disminuir e inclusive solventar tensiones étnicas y crisis sociales. El
trabajo en grupo, los objetivos en común, el sentimiento de igualdad ante las
circunstancias, los valores conjuntos y la recompensa compartida logran reparar
el tejido social. Estos elementos tienen el potencial para construir un futuro
mejor dentro de comunidades y territorios en cualquier parte del mundo.
Como ejemplo, podemos mencionar la capacidad que ha tenido
el rugby para aliviar conflictos en Costa de Marfil, Nueva Zelanda, y más
notablemente en Sudáfrica. En el país oceánico, ha contribuido con la
integración efectiva de la población aborigen y con la formación de una
identidad nacional sólida que refleja esta integración. En Costa de Marfil, la
Federación Marfilense de Rugby en Conjunto con la IRB y la Organización Paz y
Deporte ha iniciado una campaña para reintegrar a la sociedad a más de 200 niños
marginados por el conflicto interno que sufre el país. La selección
neozelandesa con su emblemático “haka” ha logrado establecer indefectiblemente
la cultura maorí dentro del canon nacional y así es reconocido mundialmente. En
Sudáfrica el impacto ha sido mucho más profundo por la naturaleza del nefasto
sistema de apartheid que existió hasta los años 90. Gracias a los esfuerzos de
Nelson Mandela y del Capitán de la selección de rugby sudafricana, François
Pienaar, se pavimentó el camino a la reconciliación nacional.
La Organización de Naciones Unidas tiene una Oficina del
Deporte para el Desarrollo y la Paz (UNOSDP). Esta instancia realiza conferencias, reportes, relaciones públicas,
campañas mediáticas y establece redes para crear conciencia sobre el rol de las
actividades físicas, deportes y juegos en la consecución del desarrollo y la
paz, incluyendo los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Esta oficina ha promovido la creación de
centros juveniles en Burundi, en Tayikistán, en la Franja de Gaza, en Haití y
en Ucrania, con el propósito de aliviar las tensiones étnicas, fortalecer los
derechos de la mujer, promover el desarrollo psico-social, dar oportunidades a
los niños discapacitados y brindar oportunidades de crecimiento a los jóvenes
en situación de pobreza extrema.
La práctica del deporte tiene la capacidad de fortalecer la
formación ética de los individuos y promover la tolerancia dentro de la
sociedad. Sin embargo, en ocasiones, cuando somos los espectadores y no los
participantes olvidamos los valores fundamentales de la actividad deportiva. El
deporte debe unir, no separar. La competencia debe motivar, no generar
animadversión. Y además, el disfrute del deporte no tiene necesariamente que
estar ligado al lugar de nacimiento o residencia, por lo que invocar razones
para validar o invalidar la afición también atenta contra el espíritu
deportivo.
El deporte no es una panacea, ni existe sólo una cara de la
moneda. Debido a que es un fenómeno cultural, el deporte es un reflejo de la
sociedad con todas sus controversias y contradicciones. Puede contener
numerosos problemas como la violencia, corrupción, discriminación,
hooliganismo, nacionalismo, dopaje y fraude. Para evitar estos aspectos y para
desarrollar toda la capacidad positiva en pleno del deporte, debe haber una
interacción responsable entre los deportistas, entrenadores, espectadores e
instituciones vinculadas.
En síntesis, practicar un deporte va mucho más allá de la
recreación o la salud. La interpretación del espectador puede transformar el
juego en un campo de batalla, sin embargo los deportistas no son soldados
enemigos. Por el contrario, cuando dos equipos se enfrentan, dos equipos
progresan y generan beneficios individuales y sociales, que potencialmente
pueden generar cambios positivos en la dinámica social. Pero la responsabilidad
recae en toda la sociedad, y cada uno de nosotros debe ser garante de que las
actividades deportivas sean una herramienta para el desarrollo, la paz y en
ocasiones, la resolución de conflictos.
0 comentarios:
Publicar un comentario