El Sistema Internacional es ese constructo que la escuela
inglesa de las relaciones internacionales busca demarcar y conceptualizar como
el escenario en donde los Estados actúan para cumplir sus fines. Estos fines se
precisan de acuerdo al omnipresente, aunque poco entendido, interés nacional.
El escenario lo constituyen esquemas de integración regional, foros
multilaterales, regímenes internacionales y organizaciones gubernamentales
internacionales. Es decir, todas estas instituciones, conferencias y acuerdos
sirven de marco para la política mundial, pero están adaptadas a lo que los
Estados necesiten de acuerdo a sus ideas y propósitos como entes
representativos de una voluntad nacional[1].
Las economías emergentes, como las define Sosa (2012),
comparten rasgos en su estructura productiva, crecen de manera sostenida a un
ritmo acelerado y además se presentan como una alternativa de liderazgo en sus
respectivas regiones y con proyecciones globales. Este liderazgo también
emergente, se materializa en el Sistema Internacional de diversas formas y con
diversos resultados para los participantes. El sistema es reflejo de los
Estados que lo componen, y las economías emergentes le han dado un vuelco a
algunas de las organizaciones de gobernanza internacional. Por esta razón,
aunque sería exagerado hablar del establecimiento de un nuevo Sistema
Internacional, sí podemos aseverar que se está perfilando una nueva faceta de
éste sistema en donde la interdependencia es más profunda y ya no se decanta de
manera tan evidente a los tradicionales polos de poder global (Haass, 2008)[i].
El grupo de países conocidos como BRIC, son indudablemente
las más representativas de las economías emergentes y su liderazgo regional es
patente (O’Neill, 2001)[ii].
Estos países son heterogéneos en cuanto a la conducción de sus políticas
exteriores y su influencia en los diversos foros internacionales, pero la
relevancia en ascenso de estos actores es palpable. Dentro de sus acciones
conjuntas, se encuentra la iniciativa para renovar la capacidad del Fondo
Monetario Internacional para dar préstamos en situaciones de crisis
financieras, a través del incremento de sus aportes[iii].
Aunque las reuniones de estos países, se enfocan en el
sistema financiero internacional y la prevención de crisis económicas, hay
otras áreas en donde su creciente influencia es consecuentemente más visible. La
detentación de poder de los BRIC se manifiesta de manera cada vez más frecuente
en el Sistema Internacional y tiene alcance global en el caso de China y Rusia.
China, es un Estado unificado desde hace más de 2000 años y
ha estado a la vanguardia en innovación tecnológica, producción de alimentos,
manufactura y en comercio internacional durante toda su historia. El breve lapso
de tiempo de su historia, en donde China tuvo menos influencia en su región y
en el mundo, se debió a los gigantescos desafíos que enfrentaron los gobiernos
de la “República Popular” por afianzarse en el país. Por tanto, sus esfuerzos
se concentraron hacia adentro durante gran parte del siglo XX. Sin embargo, una
vez que las políticas internas lograron reacomodar su sistema productivo y
garantizar un crecimiento acorde con las dimensiones del país, China asumió el
rol que le correspondía en el Sistema Internacional de manera más activa[iv].
Esto se evidencia con el cambio de asientos en el Consejo de
Seguridad de la ONU, el único órgano de esta institución con capacidad de tomar
decisiones vinculantes para sus miembros. Desde la fundación de la ONU en 1945
hasta 1971, La República de China en Taiwán ocupaba un puesto en el Consejo de
Seguridad como miembro permanente, junto con Estados Unidos, Gran Bretaña,
Francia y la Unión Soviética. Sin embargo, ya para 1971 la metáfora del
elefante en la habitación se quedaba corta y no se podía ignorar a la República
Popular de China como actor fundamental en el mundo contemporáneo. Aún en medio de la guerra fría y aún con el
poder de veto, hubo que reconocer que el verdadero dueño de ese asiento en el
Consejo de Seguridad no era el gobierno de Taipéi, sino el gobierno de Beijing.
Desde ese momento, se concede con aquel cambio entre los miembros permanentes
del consejo, el peso de China en el Sistema Internacional, que pasa a formar
parte de ese club selecto aunque ya
anacrónico de la Comunidad Internacional, que sobre sus hombros lleva el peso
de mantener la paz y la seguridad global.
Ahora bien, con excepción de las organizaciones que se
derivan del sistema ONU (UNESCO, ONUDI, UNCTAD, etc.), la Organización Mundial del
Comercio, la Organización Mundial de la Salud, y algunas otras pocas; China
mantiene una posición neutral como miembro observador o miembro asociado en la gran
parte de las instituciones internacionales y esquemas regionales de integración.
Por esta razón, no tiene voto dentro de las mismas aunque sí participa en las
discusiones regularmente. Se evidencia así, que China prefiere fomentar las relaciones
y acuerdos bilaterales en lugar de los foros multilaterales en donde la búsqueda
de consenso y las decisiones conjuntas pueden ser interpretadas por el gobierno
chino como injerencia en los asuntos internos del país (Kent, 2002)[v].
De manera similar tenemos a la Federación Rusa, que detenta
un poder considerable en la política mundial por varias razones, incluyendo el
hecho de ser el país con el mayor número de ojivas nucleares. Rusia posee
también el poder de veto en resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, al
ser los herederos del asiento como miembro permanente que perteneció a la URSS
hasta su desintegración en 1991. Así que su capacidad nuclear, y su posibilidad
de permitir o denegar decisiones vinculantes para la seguridad y la paz
internacional lo colocan en una posición de protagonismo en el escenario
mundial.
Rusia forma parte de las Conversaciones a Seis Bandas, junto
con Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur
y Corea del Norte para encontrar una solución pacífica al problema de la
proliferación nuclear de ésta última. Asimismo, forma parte del G8, que agrupa
a las economías más desarrolladas del mundo en un foro que define las
prioridades en la política mundial para las potencias. Además, forma parte de
la Organización Europea para la Seguridad y Cooperación, y del Consejo
OTAN-Rusia, por lo que su papel de potencia mundial, lejos de haberse caído
junto con el Muro de Berlín, pasó por una transformación al convertirse en
aliado de Estados Unidos y Europa en el mundo post guerra fría.
En el plano económico, después de 18 años de conversaciones,
Rusia pasa a formar parte de la OMC como miembro pleno y adicionalmente tiene
importantes acuerdos que lo vinculan con la Unión Europea, los países ex
soviéticos y con la APEC. Igualmente es observador en la Organización de Países
Exportadores de Petróleo y en básicamente todas las organizaciones que
conforman el nuevo orden económico internacional. En síntesis, Rusia es un
actor de primer orden en la política mundial, ya que participa activamente en
los foros económicos y de seguridad internacional y su voz y voto tienen mucho
peso en las relaciones globales.
En una siguiente categoría tenemos a los otros dos miembros
de este grupo de economías emergentes: India y Brasil. Estos dos países tienen
una creciente importancia en sus respectivas regiones y con miras a tener un
rol preponderante en el mundo (Costa Vaz, 2006)[vi].
Ambos se han convertido, salvando las diferencias, en interlocutores entre el primer
mundo y los países en desarrollo. Similarmente, ambos Estados pujan por un
asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, a través de la tan
dilatada reforma y ampliación de ese importante órgano de gobernanza internacional;
lo cual los igualaría a los otros dos miembros de la ecuación BRIC.
India tiene una posición de rivalidad frente a China que el
resto de los países mencionados no tienen, por varias razones[vii].
En primer lugar por consideraciones geopolíticas, ya que ambos países poseen
una esfera de influencia que se solapa hacia el sur y el centro de Asia. En
segundo lugar, comparten una frontera de casi 4.000 kilómetros en donde algunas
zonas están en disputa y que incluye dos de las regiones más incendiarias de la
geografía mundial: Cachemira y Tíbet[viii].
En tercer lugar, por la gigantesca demanda de energía que se deriva de sus
inmensas poblaciones y el tamaño de sus economías; necesitan competir por los
recursos limitados que se ofrecen en el mercado energético mundial, y que son
vitales para mantener el crecimiento de la economía muy por encima del
crecimiento demográfico. Aun así, la rivalidad no impide que el comercio
bilateral haya alcanzado cerca de 60 millardos de dólares en los últimos años[ix].
Adicionalmente, India es un Estado nuclear, lo que le da un
estatus diferenciado en el Sistema Internacional. En especial, porque India
maduró su capacidad nuclear bélica al margen del derecho internacional[2],
al saltarse la prohibición de desarrollar armas nucleares y negarse a formar
parte del Tratado de No Proliferación Nuclear. De hecho, las pruebas nucleares
de India en 1974, dieron pie a la creación de la organización internacional
Grupo de Suministradores Nucleares. Esta organización se encarga de supervisar
el comercio de materiales y tecnologías que puedan ser desviadas del uso civil
de energía atómica y usadas en un programa de armas nucleares. Ésta
organización levantó severas objeciones al tratado entre Estados Unidos e India
de energía nuclear del año 2005 por considerarlo poco preciso. Como
consecuencia, India se plegó de manera voluntaria a los principios de la
organización y extendió su moratoria a las pruebas nucleares[x].
La India de hoy abandonó su carácter de país no alineado,
por una participación activa en los asuntos globales. Sus intereses ya no se
limitan al sur de Asia, sino que tienen alcance mundial y comparte iniciativas
importantes junto con China en el G20 en áreas como el cambio climático y el
comercio internacional. Incidentalmente, India contribuye activamente en el
patrullaje del Océano Índico y el Mar Arábigo en la lucha contra la piratería
marítima en aguas internacionales.
Brasil, la segunda economía dentro de los BRICs tanto en PIB
como en ingreso per cápita, difiere de los otros países en sus estrategias para
afianzar el rol de potencia mundial. Sus actuaciones en el Sistema
Internacional se caracterizan por la interlocución hemisférica, la promoción de
la integración regional, la cooperación Sur-Sur y relaciones equilibradas con
Estados Unidos y la Unión Europea. Su liderazgo en América Latina y el Caribe
es patente y el único país con capacidad de desafiar esta posición sería
México. Sin embargo, la relación entre Brasil y México es cada vez más estrecha
en términos de intercambio comercial y sincronización de objetivos políticos[3].
En primer lugar, Brasil no posee ni tiene intenciones de
poseer armamento nuclear. Además de formar parte del Tratado de No Proliferación
Nuclear, forma parte de OPANAL y el Tratado de Tlatelolco, en donde las
naciones latinoamericanas y caribeñas renuncian voluntariamente al uso bélico
de la tecnología nuclear. Por ello, Brasil se perfila como potencia de “poder
blando”, según los términos de Josep Nye (2003)[4].
Su liderazgo está basado en el rol de defensor de las naciones pobres que ha
adoptado Brasil en los diversos foros multilaterales. Adicionalmente ha
contribuido con las misiones de mantenimiento de paz y misiones humanitarias de
la ONU en países como Haití y Timor Leste[5].
En materia de medio ambiente y desarrollo sostenible, Brasil
se ha erigido como líder continental e inclusive global. Esto se hace patente desde
la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, en las tres ediciones del
Foro Mundial de Sostenibilidad en Manaos[xi],
hasta la Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Rio+20, que
se llevó a cabo en Junio de 2012. Además, existe una propuesta de Brasil para
América Latina y el Caribe para el uso de energía renovable, llamada Iniciativa
Energética Brasileña, que ha tenido gran acogida en la región. Asimismo, el
gigante sudamericano ratificó el Protocolo de Kioto en el año 2002, y desde
entonces ha mostrado liderazgo mundial en el área a través de Mecanismos de
Desarrollo Limpio[6].
En la Organización Mundial del Comercio, se muestra como defensor
de los principios de Doha ante las economías más industrializadas. Brasil ha
enfatizado en que los países desarrollados tienen la necesidad de hacer concesiones
y cumplir los compromisos en materia agrícola que se acordaron en Marrakech en
1994. De igual manera invierte una gran cantidad de capital político en los
proyectos de integración regional, a través del Mercosur y tendiendo puentes
con la Comunidad Andina, con miras a concretar la integración Sudamericana
proyectada en UNASUR[xii].
Lejos de tener una política exterior altruista y
comprometida con el bienestar humano, la estrategia de liderazgo de Brasil en
Latinoamérica y el mundo, sigue la pauta de naciones como Canadá o los países
escandinavos. Estos últimos son Estados con gran influencia en el Sistema Internacional
ya que sus acciones de política exterior logran que la comunidad internacional
quiera estar de acuerdo con ellos por identificación ideológica. Es lo más
cercano que existe a la moral en las relaciones internacionales. Brasil ha
sabido asumir el rol con grandes aciertos y de este modo, logra plegar la
voluntad de los países latinoamericanos, varios africanos y de otras regiones a
los intereses y objetivos de la política exterior brasileña. Por ejemplo, si se
reforma el Consejo de Seguridad de la ONU para tener más miembros permanentes
con capacidad de veto, lejos de decantarse por México o Argentina para ocupar
el asiento que correspondería a la región, Latinoamérica apoyaría de manera
contundente a Brasil.
Como corolario, es importante mencionar a Sudáfrica, ya que
en la tercera cumbre de estos países realizada en abril de 2011 en China, éste país se incorporó oficialmente a las
reuniones de este heterogéneo grupo de economías emergentes. Aunque Sudáfrica
no cuenta con una población comparable con ninguno de los otros cuatro Estados,
fue invitado por ellos por su boyante crecimiento económico.
Con una política exterior un poco más regionalizada,
Sudáfrica se presenta como el más modesto de los países BRICS en el Sistema
Internacional. Debido al aislamiento derivado de sus políticas de apartheid, es
a partir de 1994 en donde Sudáfrica reentra en la comunidad internacional. Es
readmitido en varias organizaciones tales como la Commonwealth de Naciones,
ONU, OIT, OMS, FAO y otras organizaciones del sistema de Naciones Unidas, y se
une a diferentes espacios regionales como la Organización para la Unidad
Africana (hoy Unión Africana), y la Comunidad de Desarrollo de África Austral
(SADC). Igualmente es el candidato más idóneo en una posible ampliación del
Consejo de Seguridad, a la hora de ocupar un puesto permanente en
representación de África[xiii].
En resumen, estos países emergentes conocidos como BRICs (o
BRICS, si incluimos a Sudáfrica), representan un liderazgo internacional
alternativo al G7, apoyado en su dinamismo económico y el respaldo regional. Se
muestran como referencia obligada en los diversos temas de agenda internacional
actuales como seguridad y defensa, cambio climático, integración regional,
propiedad intelectual y sistema financiero internacional[xiv].
[1] Las
corrientes teóricas predominantes en relaciones internacionales, el
neorrealismo y el neoliberalismo, coinciden en que el poder de las
instituciones internacionales, derivan del poder y la voluntad de los Estados
que las conforman. Ver los trabajos de Robert Keohane o de Kenneth Waltz, para
mayor información.
[2] En 1974,
India llevó a cabo la operación “Smiling Buddha”, en donde se detonó explosivo
nuclear de 8 kt. Esta operación fue la primera prueba nuclear realizada por un
país que no forma parte de los cinco miembros permanentes del Consejo de
Seguridad de la ONU.
[3] En mayo
de 2010, ambos países se reunieron para profundizar el Acuerdo de
Complementación Económica que firmaron en el año 2002, y más tarde en ese mismo
año anunciaron la preparación de un Acuerdo Estratégico de Integración
Económica. Se puede consultar información adicional en el Sistema de
Información de Comercio Exterior (SICE) en el portal web de la OEA.
[4] El
“Poder Blando” es un término acuñado por el catedrático de la Universidad de
Harvard, Joseph S. Nye en su libro La Paradoja del Poder Norteamericano (2003).
Se usa para describir la capacidad de un actor internacional para incidir en
las acciones o intereses de otros actores, a través de factores culturales e
ideológicos.
[5] Misión
Integrada de Naciones Unidas en Timor Leste (UNMIT) y Misión de Estabilización
de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH).
[6] El
Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), definido en el Artículo 12 del Protocolo
de Kioto, es uno de los tres mecanismos establecidos en el mismo para facilitar
la ejecución de proyectos de reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI) por las Partes que son países en vías de desarrollo en
cooperación con países desarrollados.
[i] Haas, Richard N. (2008), “The Age
of Nonpolarity”. En: Foreign Affairs. Council of Foreign Relations. Nueva York.
[ii] O’Neill, Jim. (2001), “Building
Better Global Economics BRICS”. En: Global Economic Paper Nº66. Goldman
Sachs & Co. Consultado en Junio de 2012.
[iii] BBC. (2012), “Brics nations to
increase contribution to IMF resources”. En BBC News Business. COnsultado en
Junio de 2012
[iv] OECD. (2012), “China in Focus:
Lessons and Challenges”. OECD, Paris.
[v] Kent, Ann. (2002), “China’s
International Socialization: The Role of International Organizations”. En:
Global Governance. Academic Research Library. Consultado en Junio de 2012
[vi] Costa Vaz, Alcides. (2006),
“Intermediate states, regional leadership and security: India, Brazil and South
Africa”. Editora UnB, Brasilia.
[vii] Pant, Harsh V. (2011), “China
and India: a rivalry takes shape”. En: Foreign Policy Research
Institute, E-Notes. Consultado en Junio de 2012.
[viii] The Economist (2010), “India
and China. A Himalayan rivalry”. En: The Economist. Londres, Agosto de 2010
[ix] OECD. (2009), ”India’s Trade
Integration: Realising the Potential”. OECD Trade Policy Working Paper
No. 88. Consultado en Junio de 2012.
[x] BS Reporter. (2009), “US wants
India to sign NPT”. En: Business Standard. Consultado en Junio de 2012.
[xi]
PR Newswire. (2012), “Former Prime Minister of France Underscores
Brazil's Leadership Role in Environmental Matters”. En: PR Newswire.
Consultado el 18 de Junio de 2012.
[xii] Sosa,
Alberto J. (2008), “El MERCOSUR político: orígenes, evolución y perspectivas”. AmerSur. Buenos Aires.
[xiii] Deparment of Foreign Affairs
(2008), “South African Foregin Policy”. En: South African Government
Information -Discussion Document
[xiv] Singh, Rajesh Kumar. (2012), “BRICS
flay West over IMF reform, monetary policy”. En: Reuters. Consultado en Junio
de 2012.
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